En defensa del desarrollo sostenible y endógeno comunitario
El Dr. Nelson I. Colón, presidente ejecutivo de Fundación Comunitaria; Javier De Pascuale, de la Cooperativa de Comercio y Justicia de Argentina; y Marcos Arzuaga, de la Fundación Logros de Uruguay.
Caguas, Puerto Rico -Para dar colofón a los conversatorios del Encuentro de Democracia Participativa se generó el último panel que englobaba los tres temas pilares que se estuvieron discutiendo durante las dos jornadas: democracia participativa, acceso a la información y desarrollo económico endógeno”
Nelson I. Colón, de Fundación Comunitaria y encargado de moderar el acto habló de lo importante que es la relación entre la educación y el desarrollo económico. “Antes se nos decía que si uno estudiaba iba a conseguir un trabajo con que ganarse la vida. Era un pacto no escrito. Ahora la gente joven está viendo que ese pacto no se cumple. Estudian y no hay tal trabajo esperando al fina del camino». Eso según relata es lo que nos ha ido invitando a explorar otras avenidas entre las que se encuentran el desarrollo económico endógeno. Ahora cuando uno termina de estudiar ya no espera a que encontrar un trabajo, sino que lo crea. “Es decir que entra activamente al mercado laboral y contribuye a él”. Este modelo que parece verse impulsado por la crisis, está siendo seguido por muchos países del mundo. “El contrato ahora descansa más en la creatividad para crear el autoempleo y la microempresa”. En ese nuevo modelo de desarrollo económico se insertan inexorablemente la educación y el acceso a la información. Está demostrado que la pobreza está estrechamente relacionada con la falta de acceso a la educación. “Para participar en democracia necesita un sostén educativo, para participar en el sostén educativo necesita estar informado” concluyó.
La de Javier De Pascuale y la de Marcos Arzuaga son experiencias que se complementan. El primero plantea el tema de las cooperativas como modelo alternativo viable y el segundo narra la experiencia de un proyecto comunitario escolar que terminó siendo un medio de vida y de educación comunitaria poderosísimo.
“Evitar estar dispersos para que no nos aplasten”
De Pascuale, que tiene una amplia experiencia en la cooperativización de medios de comunicación invitó a hacer de las cooperativas algo propio y a ponerlas trabajar para el pueblo. En Argentina se ha puesto en marcha recientemente un proyecto que se llama Usina, una fábrica de medios y que para comenzar se dio a la tarea de recoger 500 noticias mundiales que fueron censuradas. Como dato escalofriante puso encima de la mesa un estudio de la universidad de Zurich que revela quiénes son los dueños del planeta y extrapola que solo el 20 % de la población mundial controla el 90% de las riquezas y que la mitad más pobre de la población mundial solo ostenta el 20% de la riqueza total. “Esto es el resultado del modelo económico de concentración. Es un modelo que tiene unas consecuencias terribles como que uno de cada 5 niños no tenga acceso a la educación primaria” añade.
Por otro lado existe el modelo distributivo donde se insertan las cooperativas. Los datos que aportó fueron significativas: la mitad de la población mundial esta relacionada con una cooperativa. Éstas producen además el 50% de los alimentos del mundo!
El modelo cooperativo no tan solo es posible sino que es eficiente y produce riqueza pero lo hace ofreciendo una organización social y económica con una visión integral de las personas. A diferencia del modelo concentrado su finalidad es crear trabajo (no destruirlo).
“Sin renunciar a la eficiencia en el tamaño el modelo distributivo es capaz de crear redes entre las personas y en vez de externalizar costos, (que ses lo que haría el modelo concentrado) los asume”. Las cooperativas responden a las crisis económicas con sensibilidad y racionalidad. Y es que los resultados financieros no son el indicador del buen funcionamiento de una empresa. El indicador debe ser no solo financiero sino social, ambiental. “En el modelo distribuido todos los sectores ganan” dice rotundo.
De Pascuale afirma que la comunicación permite crear territorios virtuales y reales para pensar la economía, la sociedad en la que vivimos y la que queremos crear. “Hablar es existir socialmente, comunicar las necesidades, definir la identidad” por lo tanto la comunicación es un instrumento necesario para que haya democracia. Internet ofrece la posibilidad de trabajar desde lo territorial y desde los grupos, (no desde lo masivo) y ha venido a ser una alternativa a los medios masivos donde el concepto de servicio público ya ha desaparecido. Si bien hay alguna resistencia, los avances son notables y que se están aprobando leyes como la de Argentina que dice que la comunicación es un derecho humano y un bien social. Y es que en Argentina se está repensando el sistema de medios de comunicación y se está vinculando mucho al cooperativismo. “Tras el fracaso del neoliberalismo en América Latina ha resurgido tratar de recuperar el poder popular” dice. El plan del sector cooperativo en ese país trabaja con el sector público es un pacto entre la economía solidaria y el Estado para construir un país más justo. Después de muchos años el modelo cooperativo miró al pueblo y dijo vamos a construir otro país.
Para terminar aconseja trabajar en unión. “Evitar estar dispersos para que no nos aplasten”. Propone el establecimiento agencias de medios de comunicación populares. Hay que estar preparado para un nuevo escenario. Y ellos lo están así lo demuestra Usina ese proyecto que integra 15.000 entidades del movimiento cooperativo argentino que parte de la comunicación en red, nacional incluye internet, revistas, periódicos y consolida una economía solidaria que promueve la convergencia mediática e innovación tecnológica.
Las 5 “P” del éxito
“Sin pretensión de ser receta compartiré una experiencia de Uruguay de la comunidad Baltasar Brum”. Marcos Arzuaga el segundo invitado internacional del Encuentro contó la hermosa historia de un proyecto que se llevó a cabo en Uruguay y que tuvo un principio triste pero un final feliz. Tras que muchos trabajadores se vieran golpeados por el desempleo y falta de alimentos que trajo la crisis de los 90 uruguaya, la escuela donde trabajaba Arzuaga desarrolló su comedor al observar que los alumnos no comían verduras, ni hortalizas. También observaron que muchos de ellos tenían dificultades en razonamiento y en investigación de ciencias. Esas dificultades sumadas a unos padres desempleados y desesperanzados les dio la idea de desarrollar invernáculos como fuente de trabajo, como alternativa saludable de alimentación a los niños y herramienta educativa. “El invernáculo se transformó en un laboratorio vivo. Los niños y los maestros se fueron involucrando. Los padres se acercaron a las escuelas porque los niños les pedían que hicieran huertas en la casa. ¡Buscaban asesoramiento y aprender cómo hacerlo!” explica. Esa corriente, afirma, los contagió a todos. Como el mayor potencial era el capital humano, se creó un proyecto en el que terminó participando toda la comunidad. Por esta experiencia comunitaria ya han pasado varias generaciones y todavía dura. “Continuamos sembrando y les invito a continuar sembrando también porque no todas la semillas florecen, pero las que se cultivan con cariño germinan, dan buen fruto”.
A modo de juego Arzuaga retó a los participantes a adivinar que palabras que empiezan por “p” son las claves para lograr los objetivos en proyectos comunitarios.
Pasión, para contagiar a los demás.
Participación: sin participación no hay éxito.
Planificación: tener u mapa de ruta.
Paciencia: postergar un placer inmediato por uno a largo plazo y disfrutar el proceso
Perseverancia: continuar siempre
Se le podría añadir paz interior y en el alma cuando vemos que vamos por el buen camino» finalizó.
Así terminó el viernes 16 de agosto el último de los conversatorios del Encuentro Comunitario desarrollado por IDEBAJO, con el apoyo y auspicio Fundación Comunitaria y de Knight Foundation.